había desaparecido para volver ahora sobre sus pasos arrastrados cansinamente. Los pasos se detuvieron y el ama colocó sobre la mesa la bandeja, apartando con movimientos cuidadosos los objetos inútiles. Luego siguió de pie, a su lado, y le contemplaba con curiosidad y algo parecido a la simpatía o el afecto. --Al señor le gustaba mucho el café --dijo, y añadió--: A Genoveva, no. Ella prefiere el té... Julián se sirvió una taza, y con