losmelo único que me interesaba era ver tu evolución entre mis amigos, cómo te concretaste primero a escuchar, después al calor de la discusión, a gritarles tus ideas en un español salpicado de palabras francesas, de palabras rusas; inventabas el idioma, lo torcías a tu antojo y rompías la barrera; tus ideas iban más allá de las limitaciones del lenguaje; eras tan claro que nos dejabas a todos sorprendidos, sobre todo a mí, que día tras