, obligandolos a pensar, inflamándolos con tu pasión, haciendolos enojar también y luego explotando en cólera como explotaste cuando te dije que estaba embarazada y vociferaste, amenazaste tirarte desde el séptimo piso, enloqueciste y me gritaste abriendo los dos batientes: "Si este niño me molesta, lo arrojaré por la ventana." A partir de ese momento empezaste a vivir con rapidez como si quisieras comprimir toda una vida en una sola hora. Llegaste a