--Bien, abuelita. --Pareces más bien una ranita verde. Mónica relató lo que había visto y la abuelita sólo comentó. --Las mujeres deberían tener perros. Son más simpáticos. Los perros Chocolate, Lobo, Dickie, Violeta, Kikí y Canela, que se vivían pendientes de las palabras de su ama, movieron la cola aprobando. --¿Cómo era yo, mamá, cuando nací? --inquirió Mónica con verdadera ansia. Quería que su madre le asegurara