de la mano un sobre amarillo. La Emilia se revolvió en su silla sin llegar a despertarse. El vetusto historiador contempló el sobre y dijo sin levantar los ojos: --A los nueve años de los hechos que acabo de referirle me llegó esta carta. Había sido escrita en Algeciras dos años antes y enviada al instituto donde otros siete atrás yo había ejercido la docencia. De allí la habían remitido al Ministerio donde quedó apresada en los sargazos de la negligencia burocrática