. Levantarse a las cuatro de la mañana y subirse amodorrados para salir de expedición une a los hombres. El capitán los ve entrar con los pelos parados, las camisas arrugadas y recargarse los unos en los otros, encoger los pies para volver a la posición fetal, queriendo prolongar el sueño, sin poder hacerle todavía frente a la realidad: es la guerra, está nevando, hace frío, el camión huele mal, hay que tener la energía suficiente