cachondonas. Flo, usted que es hombre de mundo, ¿no podría...? El comisario Flores emitió una tosecilla, como llamando a la circunspección y el señor Ministro esbozó un resignado mohín. --Está bien, está bien --murmuró entre dientes--. Me había dejado arrastrar por este ambiente tan simpático. La verdad es que entre las obligaciones del cargo y el cascajo de mi mujer llevo una vida... En fin --suspiró--, ¿dónde andábamos? --Acababa