Asintieron y salí muy satisfecho con el maletín. Fuera de la terminal me esperaba la Emilia con el coche en marcha. --Todo ha salido a pedir de boca --le dije--. Sal zumbando. El astuto profesor, que oteaba el horizonte desde su terraza, nos hizo una señal que significaba: sin novedad en el frente y/o adelante con los faroles. Ya en la casa, y mientras yo me enjabonaba la cara pugnando por librarme del huevo,