: habíamos perdido a don Plutarquete. Volvimos sobre nuestros pasos y lo encontramos tendido en el suelo y con el pantalón arrollado en los tobillos. --Esta vez --jadeó-- va en serio. De aquí no me muevo aunque me maten. Por éstas. --Don Plutarquete --dijo la Emilia--, hasta aquí hemos llegado juntos y juntos vamos a seguir hasta el fin de la aventura. Póngase de pie, súbase los pantalones y apoyese en mi hombro