y la plenitud satisfecha, con las dos manos posadas sobre la falda y el lento ritmo del pecho. Ahora se le escapa la sospecha de un suspiro, más bien dichoso que atribulado. El viejo se siente turbado, como si violara una intimidad, y aparta su mirada hacia el cuadro. Su vista, ya más acomodada a la penumbra, identifica a San Cristóbal. Hundido hasta las rodillas en el agua, apoyado en un recio bastón, el santo mira al niño
SON:182.20
VIOLARI - Mantener relaciones sexuales con otra persona forzándola a ello