y brillante. De pronto, todos parecen acuciados por la impaciencia. Javier se dirige hacia la derecha en el instante en que aparece Ramón, enfundado en las espectaculares prendas de obispo. Debe suponerse que ya le han visto todos vestido así, puesto que no hay sorpresa. Simultáneamente aparecen en el porche las siluetas de Eduardo, Emilia y Adela.)