lolalese' y por Simón de Monforte y bendecidas por Domingo de Guzmán, sostenían desde cuatro años atrás la cruzada contra los albigenses, habían llegado a poner en tanto aprieto al conde don Raimundo de Tolosa, vasallo de don Pedro, que éste no vaciló en volver a salir en son de guerra y cruzar los Pirineos para cumplir con los vínculos de honor que le obligaban a socorrer en todo trance a quien se le había dado y jurado por vasallo. No