niño, y cómo le había dicho, riendose: «Cuidado, Julián, que éste sólo se aparea con los de su raza; sólo cuando huele a los de su raza.» Genoveva había descubierto por sí misma, utilizando el instinto de su especie, el origen de Julián. Aunque David le hubiese enumerado apellidos, fortunas, distinciones, glorias ganadas y perdidas --no sabes, la familia de Julián--, Genoveva le habría escuchado distraída, y sólo cuando