, una barbaridad. El Buey, en una de mis visitas, porque ahora yo lo visitaba, me dijo que mientras le alcanzara el dinero se confinaría en su casa, pero que probablemente en un futuro no demasiado lejano tendría que trabajar. --¿De qué? --Eso mismo le pregunté yo. Me dijo: «De monstruo de circo.» Su respuesta me pareció tan apropiada y tan absurda, que tuve ganas de reír. Le dije: «A veces