la reina y a los dignatarios que recibían el saludo del cuerpo diplomático; pero cansa estar en puntas de pie, de modo que me estiraba de vez en cuando, para echar una mirada y, al comprobar que todavía no le tocaba el turno a Bermúdez, volvía a mi nivel, inferior al de la gente que me rodeaba: holandeses de considerable estatura, por lo general. A causa de estas evoluciones, casi me pierdo el hecho, tan comentado después. Cuando
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TOCARII.3 - Llegar el momento de [hacer algo] [a una persona]