le por el mundo sin exponerme a un contratiempo y el chino, tras una profunda meditación, me dijo que iba a ver qué encontraba. Cuando nos quedamos solos, dijo la Emilia: --¿Tú crees que ya se ha terminado todo este follón? --No --fue mi desalentadora respuesta--. La policía, como acabamos de averiguar, no sabe nada. --Pero van a detener a los que pretendan recobrar el maletín, ¿no? --No creo