no puede estar supeditada a los cambiantes y divergentes intereses de los distintos grupos. Las luchas entre los partidos, más que las armas espartanas, causaron la pérdida de Atenas. Toda enumeración de los errores de la política norteamericana, debe terminar con esta salvedad: esos errores, magnificados por los medios de publicidad y por las pasiones políticas, revelan vicios y fallas inherentes a las democracias plutocráticas pero no indican una debilidad intrínseca. Estados Unidos han sufrido derrotas y descalabros, pero su