. Pero los ejemplos más alentadores son los de Venezuela y Costa Rica: dos auténticas democracias. El caso de la pequeña Costa Rica, en el corazón de la revoltosa y autoritaria América Central, ha sido y es admirable. Para terminar con este rápido resumen: es significativo que la frecuencia de los golpes de Estado militares no hayan empañado nunca la legitimidad democrática en la conciencia de nuestros pueblos.