su novio. Nadie podía garantizar que aquel tiempo perdido se fuera a amortizar con éxito. Podía convertirse, por el contrario, en un arma de dos filos que contribuyera al deterioro de las ilusiones Generalmente los noviazgos largos no suelen terminar muy bien, pues muchas veces el hombre se cansa, y después de que la novia ha soportado media carrera, cuando ya cree haber llegado a la meta, a él se le ha pasado la ilusión y cree que es más caballeroso