se lavanda entre las sábanas. A cada una nos tocaron dos pares, bordadas a mano, con encajes. Pero como son muy antiguas y no resisten las lavadas, sólo las ponemos cuando nacen niños, nuestros hijos. Sólo entonces... Miento abuelita, miento. Las cosas no siguen igual, Ausencia se fue... Y yo también me estoy yendo, no sé a dónde, quizá a la tiznada. Siempre se habló de los muebles. Eran una constante, lo son