Texto contextualizado: |
la muchacha que se vestía con un traje clásico y los zapatos y guantes a juego, se decía con aprobación que iba «muy entonada». Los zapatos topolino desentonaban. No sólo porque, al ser extravagantes y además caros, supusieran un doble atentado contra la discreción y contra el sentido del ahorro, sino porque su factura audaz e informal, un poco tipo Hollywood, insultaba el buen gusto que habían ostentado tradicionalmente las españolas para poner de relieve los primores de su pie |
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