luz en esa ventana, y ella le contestó que no, pero le pareció un interés extraño. --¿Le pasó algo? --preguntó. --Nada --le contestó Pedro Vicario--. No más que lo andamos buscando para matarlo. Fue una respuesta tan espontánea que ella no pudo creer que fuera cierta. Pero se fijó en que los gemelos llevaban dos cuchillos de matarife envueltos en trapos de cocina. --¿Y se puede saber por qué quieren matarlo