la víctima y aniquilarla. ¡La verdad, demasiad exclusiva y absolutamente consagrados a la envidia y a los envidiados, como si no tuviesen otra cosa que hacer ni en qué pensar, aparecen aquí los envidiosos, como para no sospechar que esto no sea más que una pura fantasía debida al desaforado egocentrismo, a la desmedulada vanidad del presunto envidiado! No menos sorprendente -y tal vez igualmente referibles al egocentrismo y a la paranoia- son los efectos que García-Sabell atribuye
RAT:125.30
SOSPECHAR.1 - Creer [algo que no se sabe con certeza a partir de indicios]