y encontraban anticuado llamarse Carmen o Pedro, preferían apodos menos distintivos del propio sexo, como por ejemplo Chú y Polito. Acerca de estos arquetipos de la generación topolino, los antagonistas de Julita y Abelardo, alguien, que se sentó a tomar un aperitivo cerca de ellos cierto día de verano en un aguaducho de la Castellana, esbozó la siguiente caricatura: Chú parecía una muchacha monilla, y digo parecía porque sus grandes gafas no dejaban ver más que la mitad de su
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SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas