del niño salva la situación: Andrea sale apresurada a prepararle el baño y Renato la acompaña. El viejo les sigue relamiéndose ante esa gran ceremonia cotidiana, que hoy va a resultar excepcional. El viejo lo comprende cuando están ya secando al niño que, como de costumbre, se acaricia su miembrito, rosada turgencia semejante a las yemas de castaño en primavera. Y entonces, ¡gran sorpresa!, antes de llevarse los deditos a su nariz, Brunettino ofrece
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SECAR - Dejar sin agua u otro líquido algo que lo tenía en su superficie o en su interior