regazo un cesto lleno de manzanas, y todos iban cogiendo la fruta verde y roja. El poeta subió vino de la taberna de la esquina, un garrafón. «Porque así sale más barato», dijo. Comían manzanas y bebían vino, y el poeta de vez en cuando leía sus versos: «Hay un amor que nos espera tras las últimas colinas.» Por el tragaluz de la buhardilla entraba la luz del verano. Pronto, en unos días, la