a apurar...» MONTSERRAT.- Habrá que comer un poquito, no se nos suba el vino a la cabeza. ROCIO.- ¿A qué cabeza? Aquí nunca nadie ha tenido esas cosas. (Cantan, beben, bailan, dicen versos. Unas campanadas de reloj. Timbrazos, timbrazos insistentes.) CARMIÑA.- (Al cabo del tiempo.) ¿No oís como un ruidito? Será el barco. PALOMA.- No, será la extranjera,