la del pequeño de Rosa no era su muerte y no podía vivirla, porque sabía muy bien que el sábado bailaría con el vestido rojo, oh, Bahía ay, ay, rayando a taconazos el corazoncito del niño de Rosa, bailaría encima de las mujeres a quienes los hijos se les caen de entre las piernas como frutas podridas, bailaría, mambo qué rico el mambo, bailaría muñequita linda de cabellos de oro, bailaría la raspa, la vida en rosa,