de espacio derrochado", mientras que las aulas, calculadas en base a 50 centímetros por alumno, se quedan pequeñas, por lo que afirman que donde deberían estar 150 se acomodan 130, y 84 en las previstas para 100. Refieren que cuando consiguen sentarse en el aula, "decátaste de que o renovador de aire, co seu doce zumbido, compite victoriosamente coa voz do profesor que imparte clase", así como que en las mañanas de sol, "o