le expresión lucha intelectual no era más que una metáfora muy desafortunada, merecedora de la mayor desconfianza, por cuanto escondía el equívoco de que mientras en la lucha física, en la guerra, era perfectamente válido y eficaz a efectos de victoria atacar al enemigo por sus puntos débiles, por el contrario, en la llamada lucha intelectual el desautorizar o poner en evidencia al contrincante en el más descuidado o vulnerable de sus flancos no era más que proporcionarse una vacía satisfacción retórica sobre
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ATACAR - Lanzarse o ir contra algo o alguien con ímpetu.