? No lo puedo remediar. (Pasa un brazo por los hombros de Jose para llevárselo de allí.) Venga, José, que se enfada el santo. (Sola ya en escena, Mari Angeles sube a la plataforma y contempla despacio el garaje, como recreandose en el recuerdo.) MARI ANGELES.- No veas cómo estaba yo cuando llegué aquí. Después del entierro me tiré yo que sé las horas dando vueltas por Madrid, sin saber qué