--De aquí --anunció-- a Heidelberg. Buenas noches. Se apropió del quinqué sin pedir permiso y se perdió tras el primer recodo, dejandonos solos a la Emilia y a mí. Algo me hizo intuir que, aunque la ocasión era pintiparada, no estaba la Emilia para escarceos amatorios, por lo que le propuse, reacio como soy a arrojar la toalla, que hiciésemos un último intento de localizar las catacumbas, no obstante lo que al respecto había dicho