le propuse jugar a Juana de Arco. Ella también había visto la película. "Yo era Juana de Arco", dijo en tono autoritario. Naturalmente yo protesté en seguida, pues desde hacía algunos días ya estaba siendoyolasanta.Además,ledijequeyohabíainventado el juego. Pero tuve que ceder. Ella se negaba a jugar si no era la protagonista. Una vez que hube encontrado cuanto necesitaba, la amarré bien sujeta al tronco de un