impreciso que se desprendía de sus palabras, de cuanto ellas conocían y yo no, de aquel Padrenuestro cotidiano que siempre rezábamos al terminar el rosario, por la salvación de tu alma. Mamá siempre se quejaba, incluso la vi llorar por ello, de la vida que tú leimponías,enclaustradaenaquellacasatanalejadade todo. Al hablar de ti, Josefa concluía diciendo: "La falta de fe es todo lo que le ocurre. Así sólo podrá ser un desgraciado." Y es que tú aparecías allí, entre ellas, como