? Juana guardó silencio y, enseguida, con una expresión enigmática, me dijo: --No. --¿Tú le conoces? --insistí. --Sí. --¿Cómo es? --Era muy guapo. Y también muy malo. --¿Porqué?¿Lepegaba? --No. Le hacía cosas peores. --¿Qué cosas? Recuerdo que le hice esta pregunta alarmada y que me indigné cuando ella, en vez de responderme, se