ERNESTO.- Está cometiendo un gravísimo error, amigo. Se lo advierto. JUAN.- Yo no soy su amigo. Me sentiría muy triste si fuera capaz de tener un amigo tan despreciable como usted. (Lo ha dicho tranquilo, casi sonriendo. Ernesto se dispone areplicarlecondureza,peroJavierseloimpide.) JAVIER.- ¡Ernesto! Marchate. Déjanos solos. ERNESTO.- Tú también te equivocas. Con ciertos individuos no se puede dialogar. ¡Hay que ponerles ante los