más jóvenes, mi pobre amigo. Es un mal síntoma. JAVIER.- ¿Qué quieres? Me voy haciendo viejo. Me vuelvo exigente. JULIA.- Hasta en eso eres poco original. GABRIELA.- Os oigo hablar y... y... ¿Por qué tuve que naceryo? JULIA.- (No sin cierta ternura y nostalgia.) Fueron nuestras horas doradas, cuando tu padre y yo nos desconocíamos lo bastante como para poder amarnos. ERNESTO