del día, tumbada en la cuneta, al borde de la carretera, frente a la casa y sujetando su maleta con una mano. Tú regresaste enfurecido, gritando por toda la casa. Ella se quedó entre nosotros. Esta vez venía silenciosa y taciturna y creo que senegabaarezarporti.Habíaadelgazadoysusojosse habían abierto desmesuradamente. Ya no cubría con un velo sus cabellos y, por las noches, revoloteaba por la casa como un pájaro de mal agüero. Aunque nunca la
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NEGARII - Rechazar o no querer realizar una acción