guardado siempre con mi padre la misma distancia. Sin embargo, Santiago parecía haber confirmado ya sus primeras sospechas. --¿Para quién has encargado flores? --preguntó de repente. --¿Me estás espiando? --le respondió nuestro padre con buen humor. --No;teescuchésinquerermientrashablabaspor teléfono. --Pues son para una señora. --¡A cualquier cosa llamas tú señora! --intervino despectivamente tía Elisa y él le respondió con una sonora