algo terrible a lo que doña Rosaura se había referido, existía de verdad. Ella no era capaz de mentir intencionadamente y, por otra parte, carecía por completo de imaginación para fantasear sobre cualquier dato real. Era una mujer parca en palabras. Sulenguajeparecíadestinadosóloanombrarloobvio: "Hace calor", "Ya es tarde", "Está lloviendo", "Has estudiado muy poco", "Hoy hace más frío que ayer", eran las frases que solía dirigirme fuera de sus densas lecciones.