cuando te pregunté si era idéntica a la de la realidad, me respondiste que sí, pero que, sin embargo, había en la del sueño algo diferente. Entonces guardaste silencio. --Sí, ahora recuerdo --continuaste--. Su vestido largo eramuysuaveysemovíaconelvientodeunamanera extraña, pues no tenía pies. Creo que era eso lo que me daba tanto miedo. --No me has dicho que te habías asustado --te dije