de voz, prestan a Gatina un raro encanto. (Leoncio, que sigue soñando, exclama.) LEONCIO.- ¡Oh, Gatina! ¡Hermosa Gatina! (Gatina, danzando siempre, se acerca a Leoncio y parandose un instante en una graciosa postura, lo contempla.Convozmelosa,cantarina,quebrotade un fondo zumbón, pues nada de todo esto carecerá de ciertos toques expresivamente irónicos, exclama, dando comienzo a la escena de la seducción:)