GATINA.- ¡Tan sólo eso! LEONCIO.- (Golpeandose de nuevo el oído.) ¡Este oído me está traicionando! GATINA.- No le insultéis, ¡os continúa fiel! LEONCIO.- ¿Y después de esa cruel condición sigues diciendoquemeamas? GATINA.- ¡No os consiento que lo dudéis! ¿Para qué quiero yo que os dejéis serrar las uñas? LEONCIO.- ¿Para qué? GATINA.- Para