tiempos de Felipe V tantos eran, en un momento dado, los atracos que se hacían en los caminos, que el Gobierno puso pena de muerte para los culpables; la medida fue totalmente contraproducente, porque, horrorizados ante lo que podían echar encimadesusofensores,losagraviadospreferíancallar.¡Ohcristianísimo silencio en la posguerra de una contienda civil especialmente sañuda! (No es sino a mayor gloria de la teología cristiana el que, aun a despecho de arrostrar y arrastrar para siempre la irresoluble irracionalidad de un imposible