ejércitos, o sea, el godobananismo sin rebozo, porque a una patria desidentificada de toda población viviente y de cualquier voluntad pública corresponde un Ejército desvinculado, descomprometido y aun contrapuesto a ellas. Hurtándose, así pues, a toda identificación empírica, evadiendosedetodovínculocarnal,escaqueándosedetodocompromiso entre vivientes, la patria se sublima en entelequia histórico-retórica, fetiche heráldico, figurón de alegoría, jamás idéntico y aun más bien contrapuesto a cualquier cosa humana ni divina, volviendose -tal como