de acción directa sobre lo inanimado. Si la vesánica Junta Militar no admite ya ser tenida por sujeto que escuche, ni aun meramente oiga, sino tan sólo por objeto que se opone, impenetrable e inerte como piedra, inconmovible ysordocomounmuro,lapalabraqueseleenfrenteseráasu vez sentida como el son de las trompetas de Israel contra las murallas de Jericó, o sea, como un conjuro: no palabra que dice, sino palabra que hace, palabra que obra por poderes mágicos. Ahora bien, en los cuentos y