posible tribunal ante el que, a su vez, los hechos se viesen atenidos a tener que dar razón de sí. Pero donde más se muestra la extremada agudeza del instinto ideológico de Stanley Gardner -y con él, del hondísimo conformismo americano- esenladecisiónargumentaldeeliminarcualquierposibleconexión racional o transparencia empírica en la relación causal entre conducta y éxito. El éxito final de la heroína no llegará como un efecto naturalmente consecuente de su respeto por los hechos, sino como una inopinada determinación