envidia no ya simplemente encubierta, sino disfrazada de lo contrario: "la envidia laudatoria", como él la llama. Así ya sí que no hay escapatoria para que les pille el toro: si miran con desaprobación, no es objetividad, sinounaenvidiatanfuertequenopuedendisimularla;simiranconindiferencia no es neutralidad, sino una envidia tan sucia que ellos mismos se avergüenzan y se sienten movidos a ocultarla; si miran con entusiasmo, no es admiración, sino una envidia tan traicionera que se disfraza de lo