¿Las tuyas sí? JAVIER.- (Ha ido a prepararse un whisky) Las ambiciones siempre son «ambiciosas». Luego hay que conformarse con los saldos. ¿Sabéis por qué recuerdo tan a menudo nuestras cacerías infantiles de murciélagos? Cuando los soltábamos y sealejaban,horriblesysiniestros,sentíacomounapremonición: mis sueños desaparecerían igual, aleteando en la oscuridad. ADELA.- Y los de todos. (A Ramón.) Has hablado de transgresión y de falta estúpida. Yo podría hablarte de cariño