han marchado. (Eduardo deja caer el periódico sobre su regazo.) EDUARDO.- (Con la garganta agarrotada.) No irás a llorar por eso, ¿verdad? EMILIA.- (Bastante más entera.) ¿Yo? ¡Qué tontería! Ya estoytanacostumbradaaquesevayancomotú. EDUARDO.- En realidad, llevamos más de venticinco años así: vienen, se van... (Se oyen los golpes de unas portezuelas. Luego el ronquido